SILVERIO
Mariano San Romualdo Egido ‘Silverio’ nació en Valdevacas (Segovia) el 21 de mayo de 1914, aunque muy pronto se trasladó con su familia a la cercana localidad de Torreiglesias, de donde era natural su padre, Silverio. Fue de él de quien tomó el apodo y del que aprendió las primeras notas, primero con el tambor y después con la dulzaina, para la que enseguida demostró un talento innato.
Aunque nunca aprendió música, ni sabía leer un pentagrama, desde muy joven, y durante décadas, Silverio recorrió los pueblos de Segovia y otras provincias limítrofes, acompañando sus fiestas, tocando en romerías, paloteos, procesiones y otros actos.
Si Agapito Marazuela fue considerado siempre un intelectual del folklore, ‘Silverio’ fue durante toda su vida el dulzainero del pueblo, el dulzainero de Segovia, el dulzainero de los pueblos segovianos.
Afincado ya en Segovia capital, acompañó a la comparsa de gigantes y cabezudos en las Ferias y Fiestas durante casi 70 años. Junto al grupo de danzas de la Sección Femenina (La Esteva después) recorrió medio mundo, destacando el viaje que realizó por toda América del Sur, en el año 50, y la presencia en la Exposición Universal de Nueva York, en 1965.
En reconocimiento a su labor, Mariano San Romualdo recibió distintos premios, como el Premio Nacional de Folklore Agapito Marazuela, el Alcázar de Oro de Segovia o el Premio Mayores Castilla y León. Además, es hijo predilecto de Torreiglesias, donde tiene una calle con su nombre, y el Ayuntamiento de Segovia también dio a una calle de la ciudad el nombre de Los Silverios.
Tras una dilatada carrera, siempre junto a su esposa Josefa, ‘Silverio’ fallecía en Segovia en noviembre de 2007. Hasta que le fallaron las fuerzas, bien pasados ya los noventa años, nunca abandonó su querida dulzaina.

REBOLADA
Rebolada representó un hito en el desarrollo de la música popular con la dulzaina como protagonista. Sus componentes -Carlos de Miguel, Fernando Ortiz, Carlos Sanz, Antonio García, Jacinto Jorge, César de Miguel, Jose Mª de Andrés, Antonio Lucio, Pablo Zamarrón, Jesús María de Miguel- tocaban seis dulzainas, percusión, bajo, saxo y guitarra; estudiaron en la Escuela de Segovia y recibieron la sabiduría de los mayores, de los que sabían y saben cómo, cuándo, dónde, con quién y para qué hay que tocar. Así se lo transmitieron Luis Barreno, Mariano San Romualdo, Mariano Contreras… y así lo aprendieron de otros maestros como Los Talaos, Serafín Vaquerizo, Facundo Blanco… El grupo grabó dos discos, Mudanza (Sonifolk) y Bailables (Zarel) y dio numerosos conciertos, entre los que destaca su participación en la Expo 92. Y no podía faltar en el homenaje a Silverio en su centenario.